La casa de campo


Hoy recordaba el consejo del Papa Francisco de no “sacarnos el cuero”. Les quiero contar algo que en repetidas ocasiones le ha dicho el Papa a los jóvenes: “No se jubilen antes de tiempo.” Ya sabemos lo que es la jubilación: es el retiro de un trabajador de su vida laboral activa. Generalmente por la edad. Lo lógico es que la gente se jubile alrededor de los 60 o 65 años. ¿Pero porqué el Papa dice esto a los jóvenes? ¿Será que los jóvenes se están comportando como si ya hubieran vivido todo y no les quedaran más fuerzas para seguir luchando? Juventud y alegría son dos cosas que deberían ir de la mano. La alegría es contagiosa: ayuda a uno mismo y hace que los demás también se contagien de esa alegría. Pero un joven triste no contagia nada positivo. Se supone que la juventud es el tiempo de los sueños, de los ideales, de los proyectos. Pero si un joven se queda quieto, si “no hace lío” en su propia vida ¿Quién lo hará por el?

Un día un hombre quería poner en venta su casa de campo y cómo no sabía redactar el texto para publicar en el diario le pidió a un vecino suyo, que era poeta, que se lo redactara. El poeta accedió y le prometió hacerlo rápidamente pues estaba por hacer un viaje. Efectivamente ese mismo día le acercó un papel que decía: “Vendo un pedazo del cielo. Excelente casa de campo afincada en la mas bella campiña. Rodeada de flores junto a un hermoso bosque de pinos. Dos hectáreas habitadas de pájaros y regadas con las aguas de un pacífico y puro arroyito.” Y el poeta se fue de viaje. Al volver, unos dos meses después, fue a la casa del vecino seguro de encontrar nuevo habitantes. Para su sorpresa seguía estando el mismo vecino que le encargó el aviso. ¿Pero cómo? ¿No ha podido vender el campo?, dijo el poeta. Pues, es que su aviso me hizo dar cuenta del hermoso lugar que tengo y por nada del mundo quiero perderlo.

La época de la secundaria es esa época de la vida que todos festejamos cuando termina pues estamos ansiosos de enfrentar el mundo, pero luego, es la más añorada de toda la vida. Por eso, no tiren la toalla. No se jubilen, como dice el Papa Francisco. Sigamos poniendo el mejor esfuerzo. Sigamos teniendo sueños. Disfrutemos de la juventud y aprovechemos a soñar en grande. No dejen de confiar en ustedes. Ahora es el momento de esforzarse, de levantar esas notas que andan flojas, de ordenar las carpetas, de prepararse para los trimestrales. No está nada dicho aún. Queda mucho camino y es el momento de renovar las ganas y la alegría.

Pidamos a nuestra Madre que interceda ante Dios Espíritu Santo para que derrame en nosotros esos dones que necesitamos para seguir caminando decididos y alegres.


Ave María…

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